Así se expresó María en relación a las polémicas que existen por el uso de determinados agroquímicos aplicados a través de los aviones. La primera aeroaplidora mujer en Argentina dialogó con EL PROVINCIAL con Marcelo Muchi por Radio PLO Prensa Libre Online.

La jóven es oriunda de Nueve de Julio, en la provincia de Buenos Aires y desde hace 6 años aproximadamente se recibió de piloto privado, pero como siempre le gustó “volar en el campo” se especializó en las pulverizaciones aéreas y en la actualidad brinda sus servicios en la zona de Carlos Casares en la provincia de Buenos Aires.

Nuestra entrevistada posteriormente explicó la diferencia de realizar un vuelo “convencional”, entendiendo a aquel que se hace para sumar horas de vuelo y en el plano comercial; y un vuelo aeroaplicador. “En el digamos convencional uno debe cumplir distintas regulaciones de vuelo que son necesarias para la circulación aérea y que las determina por ejemplo la Administración Nacional de Aviación Civil, que es la autoridad Aeronáutica de la República Argentina, en cambio el vuelo que hacemos nosotros se hace sobre un espacio aéreo que no es controlado, la responsabilidad es propia del piloto que debe determinar cómo están las condiciones para ese vuelo. Por decirlo de alguna manera es un vuelo más artesanal”.

Agrega María Poratti que “yo no me había planeado ser piloto como una carrera sino como un hobbie y cuando terminé el curso de piloto privado decidí que me quería dedicar a la aeroaplicación como un trabajo. Y ahí tomé contacto con los aeroaplicadores de Nueve de Julio y me empecé a desarrollar en ese ambiente”.

También recuerda cómo fue su primer vuelo aeroaplicador diciendo que “fué en Casares en tándem con otro piloto de ahí de la zona. Salimos los dos aviones llegamos al lote e hicimos la aplicación y a partir de ahí empecé a hacer trabajos sola”.

En otro sentido indica que “no encuentro diferencias en esta labor entre el hombre y la mujer ya que depende de cada piloto”. Lo que sí recuerda entre sonrisas es que “me salvé de hacer una campaña como soporte en tierra que es quien carga los equipos y bidones al avión porque generalmente un piloto empieza en una empresa trabajando en tierra y después empieza a volar”.

Sobre el final realizó una reflexión en torno a las polémicas que existen respecto al uso de determinados agroquímicos aplicados a través de los aviones. “Las pulverizaciones son una herramienta que utiliza el agro y como cualquier herramienta puede utilizarse de una manera correcta o de una manera errada. Si las hacemos de una mnera errada, ya sean terrestres o aéreas, lógicamente vamos a tener problemas. En lo que sí tenemos que trabajar es que esas pulverizaciones se realicen de una forma correcta y controlada y que las comunidades puedan tener conocimiento de cómo se controlan, de cómo se aplican, de por qué se aplican. Cuando entendamos cuál es el rol de las pulverizaciones podemos discutir de qué manera se tienen que llevara cabo, ya que si las dos partes actúan desde la ignorancia no vamos a lograr ninguna solución inteligente. Hay que mantener el diálogo”.

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