Por compromisofluvial.com
En el puerto de la capital de Corrientes, el 15 de enero por la madrugada, la empresa naviera MARUBA tomó la decisión de arriar la bandera de Argentina e izar la bandera del Paraguay en el buque Piray Guazú; obligando a los trabajadores fluviales argentinos a desembarcar para ser reemplazados por una tripulación enteramente paraguaya. Los sindicatos fluviales de la República Argentina iniciaron una medida de fuerza en la flota de la empresa responsable de haber cambiado el pabellón de uno de los último buques de bandera argentina que están quedando. La situación connota el incumplimiento de compromiso asumidos oportunamente y con ello, la ausencia total de una Política Naviera capaz de preservar los Grandes Intereses Nacionales en materia marítima, fluvial y portuaria.
Es necesario destacar que la tripulación dio aviso a las respectivas entidades sindicales sobre la decisión de la empresa armadora a fines del año pasado. Tras el alerta, los sindicatos fluviales en conjunto realizaron una declaración donde estipulaban la apremiante necesidad de tomar medidas urgentes ante la posibilidad de un cambio de bandera por la parte empresaria.
Esto determinó que el martes último se realizara una reunión con representantes de la Confederación General del Trabajo – CGT – y de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte – CATT -, quienes brindaron el apoyo político sindical que determinara que en tan solo 48 horas, sean recibidos por el ministro de Transporte de la Nación y, luego, el mismo día y tan solo unas horas después, por el presidente de la Nación; oportunidad en la que dejaron en claro la importancia de la defensa de la soberanía fluvial e instalaron el tema de la Marina Mercante Nacional en la agenda política presidencial.
La iniciativa de los trabajadores fluviomarítimos, a través de sus organizaciones sindicales, para trabajar por el renacimiento de una Marina Mercante de bandera determina que las autoridades nacionales tomen medidas de carácter urgente y que asuman los compromisos asumidos oportunamente, que hoy son incumplidos. Además de tomar la decisión de generar políticas claras para volver a tener flota nacional y, de una vez por todas, pongan un alto a este tipo de decisiones empresariales que atentan contra la seguridad sociolaboral, el desarrollo de la actividad marítimo fluvial argentina y contra los intereses estratégicos nacionales, hoy vilipendiados por la ausencia de una estrategia de desarrollo de la Marina Mercante Nacional.
La realidad, que es la única verdad, indica que solamente los trabajadores por intermedio de sus sindicatos, han sido los únicos que en estos momentos de zozobra, han sabido ponerse al frente en la defensa de la soberanía logística nacional, los puestos de trabajo de abordo y de los ingresos que pierde la Argentina en materia de fletes.
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