Graciela Angiolini, farmacéutica del Colegio de Farmacéuticos de Morón, Hurlingham e Ituzaingó y del Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Buenos Aires, dialogó con Marcelo Muchi en El Provincial Noticias y brindó un panorama sobre la actualidad de la profesión. Destacó el rol de las farmacias de barrio, que representan el 80% del total, frente al avance de las grandes cadenas.
En entrevista con El Provincial Noticias, Graciela Angiolini explicó que el sector farmacéutico es uno de los que más ha crecido en los últimos años, impulsado por el aumento de la expectativa de vida y la aparición de nuevos medicamentos.
“El sector farmacéutico, si lo vemos en general, crece mucho, porque la expectativa de vida aumenta y cada día hay más medicamentos y fórmulas nuevas que combaten enfermedades graves”, señaló.
Sin embargo, la profesional advirtió que el crecimiento también trae aparejados desafíos relacionados con los costos de los tratamientos y con las medidas que se adoptan desde el ámbito gubernamental: “Hay enfermedades catastróficas o de baja incidencia, pero de alto costo, que hacen que el medicamento a nivel mundial vaya creciendo. El tema es que nuestro sector está sufriendo modificaciones, sobre todo desde nuestro lugar, como farmacéuticos de oficina de farmacia”, explicó.
Al referirse a la estructura del sector en la Argentina, Angiolini remarcó que las farmacias de barrio siguen siendo el pilar de la atención cotidiana: “Hoy en nuestro país, el 80% de las farmacias son de barrio, chicas, que trabajan día a día para la gente de su comunidad. El otro 20% son farmacias de cadena, que tienen otro perfil y suelen ubicarse en zonas con mayor recurso económico y mayor volumen de gente”.
Finalmente, subrayó que el rol del farmacéutico de barrio sigue siendo fundamental por su cercanía y su compromiso social, especialmente en los sectores más vulnerables, donde la atención personalizada es un valor irremplazable.

La mirada de Graciela Angiolini refleja un punto clave: en un escenario de cambios, concentración del mercado y regulaciones variables, las farmacias de barrio se sostienen como espacios de confianza y contención. Allí no solo se dispensa un medicamento, sino que también se construye un vínculo humano con cada paciente.
En tiempos donde la lógica comercial tiende a imponerse, es imprescindible valorar y fortalecer ese rol comunitario que mantiene viva la esencia del ejercicio farmacéutico en la Argentina.
