Tuve la oportunidad de conocer a Roberto Di Sandro en el año 1995, un mes antes de la reelección del presidente Carlos Menem. Allí Crónica TV me envió a desarrollar la tarea de periodista acreditado por el canal. El decano de los periodistas de la Rosada trabajaba para el diario Crónica, y luego trabajamos juntos para el canal y allí se puso en marcha el primer estudio que tuvo un canal de televisión dentro de la Casa de Gobierno.
Con Di Sandro se resolvía muy fácil la presencia de algun entrevistado, ya que sin él hubiese sido más difícil e incluso desarrollando una mayor producción para que esa persona esté en ese estudio charlando con nosotros. Y ahí es donde se apreciaba algo que repito siempre como una de sus cualidades, la de brindardarle un espacio al joven periodista.
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Cuando venía un funcionario de primer nivel, incluso hasta el mismísimo presidente, cualquier persona podría pensar que las preguntas más importantes, los temas del día, las respuestas que daban ese título de portada de diario la iba a hacer él, y no era así. Roberto Di Sandro daba el espacio para que uno preguntara libremente.
Después con el paso del tiempo, me enseñó a quererlo, porque más allá de ser un destacado profesional fundamentalmente es una buena persona, un buen tipo, una persona muy familiera. Por eso expreso que Roberto no es solamente un compañero de trabajo, Roberto no es solamente un buen amigo, Roberto Di Sandro es parte de todos nosotros, como si fuese de la familia.
En los últimos días tuve la posibilidad de ser un privilegiado por dos acontecimientos vinculados con él. Primero recibí la mención Decano Roberto Di Sandro que entrega anualmente la Asociación de Periodistas de la República Argentina APeRA.
Y el otro hecho por demás significativo fue tener el privilegio de haber sido invitado a su casa del barrio de Palermo para participar de una ceremonia íntima donde el «tano» anunció su retiro.
