Por JULIO GONZÁLEZ INSFRÁN

La problemática fluvial de la República Argentina se inscribe en el marco del proceso de integración Mercosur y la misma debe ser analizada en “Clave Regional” porque la administración de los ríos Paraná, Paraguay, De la Plata, Uruguay y Alto Paraná son compartidas a través de tratados internacionales. 

Además, el gobierno nacional debe abordar esta problemática en «Clave Política», dado que el gran desafío es que esos ríos se conviertan en Hidrovías al servicio del desarrollo productivo regional y, para ello, debe contener en el mismo concepto tres aspectos fundamentales: Político – Social, Económico y Ambiental.

Cuando afirmamos que la problemática fluvial de Argentina debe ser estudiada en “Clave Regional” creemos que debemos hacerlo desde la perspectiva propuesta por la CEPAL, que concibe a la “Integración Regional” como un “proceso multidimensional, cuyas expresiones incluyen iniciativas de coordinación, cooperación, convergencia e integración profunda, y cuyo alcance abarca no solo las temáticas económicas y comerciales, sino también las políticas, sociales, culturales y ambientales”.

Si aplicáramos el alcance de este concepto al desarrollo de las vías navegables en las que está involucrada la República Argentina podríamos afirmar que para que la vías navegables señaladas anteriormente puedan ser considerados, desde una mirada desarrollista – productivista, como  “Hidrovías”, la operatoria naviera tendría que experimentar un salto cualitativo.

Esto presupone superar el concepto de desarrollo económico y adentrarnos en el plano social, educativo, de infraestructura, ambiental, turístico y laboral, entre otros.

Cuando hablamos del concepto de hidrovía no nos referimos a un río en óptimas condiciones de ser navegado comercialmente, aún cuando posea una adecuada profundidad, balizamiento y ayudas a la navegación en funcionamiento pleno. Ese río será una Hidrovía si es capaz de  permitir la ejecución de proyectos regionales en el campo educativo, de la salud y un mejor aprovechamiento de las potencialidades productivas regionales.

Por ello, es que afirmo que el verdadero desafío consiste en superar el concepto unidimensional que une al río con la actividad estrictamente comercial y dar un salto cualitativo para que las vías navegables puedan ser consideradas como “Hidrovías”.

Siendo necesario para que se produzca este salto cualitativo, superar el viejo concepto de río/comercio, típico de una concepción unidimensional y de la época de los fenicios y adentrarnos en un concepto más amplio y heterodoxo.

Por supuesto, esto conlleva la necesidad de recurrir a una concepción multidimensional que tenga en cuenta a la producción, el transporte, el medio ambiente, la cultura, lo sociolaboral fluvial y en cuestiones tan importantes como debe ser la socialización de la riqueza.

Como acertadamente señalan desde el “Banco de Desarrollo de América Latina[1], «un desarrollo armónico y sostenible de las hidrovías acelerará y profundizará los procesos de integración ya existentes entre países y de la región suramericana en su conjunto».

Siguiendo estos lineamientos, se hace necesario destacar que para que un río se convierta en una “Hidrovía”, debería tener que contener dentro de sí, tres aspectos fundamentales: Político – Sociales, Económicos y Ambientales.

El aspecto Político – Social implica tener Nuevas fuentes de ingresos y empleos; Aumento del PBI y su impacto social; Mayor desarrollo educativo y en Sistemas de salud, Fortalecimiento de la Integración Transfronteriza.

En lo que se refiere al aspecto Económico, debería tener que alcanzar el concepto de Mejoramiento de la competitividad a través de un Plan de Transporte Multimodal; Generación de economías de escala; Reducción de costos logísticos y fletes; Mejor inserción internacional y acceso a nuevos mercados y Nuevos polos de desarrollo.

En tanto que en cuestiones Ambientales: Menor contaminación; Transporte más seguro; Bajo índice de accidentes; Bajo consumo de energía y combustibles; Menor polución y ruido generado; Menor congestión del transporte

Así las cosas, el desafío que se nos presenta a los diriegentes sindicales, a los empresarios navieros argentinos y al poder político nacional, provincial y municipal será el de aplicar políticas públicas capaces de dar un salto cualitativo para que el río / vía navegable sea considerado “Hidrovía”.

Es aquí adonde entra en juego, en acción, la denominada “Clave Política”; por lo que la República Argentina deberá implementar decisiones gubernamentales que contengan un sesgo heterodoxo, desarrollista, profundamente cristiano, que valoricen al ser humano, que tengan al cuidado del ambiente fluvial y costero como una prioridady así, finalmente, lograremos que las vías navegables – los ríos – devengan en “Hidrovías”.

Este debería ser un gran objetivo nacional: que las Hidrovías de Argentina estén al servicio del Desarrollo Productivo Nacional.

[1] “Hidrovías para el Desarrollo y la Integración Suramaricana” Banco de Desarrollo de América Latina. Autor: Rolando Terrazas. Impreso en Bogotá, Colombia, en Julio de 2016.

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