Se presentaron estimaciones de las pérdidas de los cultivos en el norte de la provincia de Buenos Aires como consecuencias de una sequía histórica, por parte de AIANBA (Asociación de Ingenieros Agrónomos del norte de la provincia de Buenos Aires).

AIANBA (Asociación de Ingenieros Agrónomos del norte de la provincia de Buenos Aires) dispone y organiza desde hace años de manera regular, Talleres de intercambio entre sus profesionales asociados. Un ámbito de trabajo donde se tratan temas técnicos, novedades o de la actualidad de lo que vemos en el campo, durante cada mes del año.

En ese ámbito, el jueves 12 de enero pasado, un grupo de profesionales evaluó el estado de los cultivos en su zona de trabajo, lo que se comunica en este informe.

Es importante tener en cuenta que lo descripto es una foto de la situación y que por cada día que transcurre sin la ocurrencia de lluvias los cultivos continúan su deterioro, alejándolos aún más de su potencial productivo.

Esto resulta especialmente grave porque grandes áreas de la región ya no disponen de ninguna reserva de agua y muchos lotes se están perdiendo cada día, es decir que directamente no se van a cosechar.

La producción depende desde el punto de vista hídrico, del agua disponible en el suelo al momento de sembrar y de las lluvias posteriores. En esta campaña el agua en el suelo resultó siempre tan escasa que muchos lotes debieron sembrarse con unos pocos milímetros de lluvia, las semillas germinaron y se murieron a los pocos días. Con respecto a lluvias, su escasez ya es un record histórico conocido. Hace 60 años que no llueve tan poco en nuestra región.

Producir, este año, es como haber emprendido un viaje en un vehículo que a estas alturas se va cayendo a pedazos y además se desconoce a qué distancia está la próxima estación de servicio, que en este caso nos provea de agua en lugar de combustible, por lo que se puede terminar sin llegar a destino, sin cosecha.

La evaluación no incluyó las enormes pérdidas productivas y económicas que generaron los cultivos de invierno de la región, cercanas al 100 % en arveja y entre el 70 y el 100 % en cebada y trigo, lo cual agrava aún más la situación de las personas que dependen de la producción agrícola.

METODOLOGÍA UTILIZADA:

Se calificó la condición actual de cada lote y cultivo en 5 categorías, de acuerdo con rendimiento alcanzable para cada ambiente, si las lluvias se normalizaran en los próximos días. La tabla siguiente describe las categorías:


Más allá de que la situación descripta (estado actual de los cultivos de la región) se encuentra absolutamente alejada del promedio histórico, bajo el título de cada cultivo se está resumiendo una diversidad de situaciones encontradas.

Cabe destacar que si bien la escasez o falta parcial de precipitaciones afecta el rendimiento de los cultivos de manera variable, también el manejo realizado en cada lote, la rotación de cultivos, la fertilización, el control de plagas, malezas y enfermedades y en general las buenas prácticas agronómicas implementadas con asesoramiento profesional permiten obtener resultados sensiblemente superiores tanto en contextos favorables como adversos.

Los gráficos describen como productiva y económicamente desastrosa (rendimiento menor al 66 %) la condición de casi el 60 % de la soja de primera, cerca del 90 % de la soja de segunda y el 60 % del maíz tardío.

El maíz temprano, que normalmente se siembra en septiembre/octubre, no se pudo sembrar por falta de lluvias oportunas, o el rendimiento esperado resultará prácticamente nulo.

Un alto porcentaje de la superficie de la región se encuentra en producción bajo la forma de alquiler, un productor con poca superficie propia que alquila y siembra el campo de otros. Lo observado indicaría para estos casos un quebranto económico generalizado.

Estimando resultados económicos para la producción en campo propio, el quebranto sería en el 90 % de los lotes de trigo/soja de segunda, en el 60 % de aquellos sembrados con maíz, y en el 40 % de los lotes con soja de primera.

En los casos (cercanos al 55% de la superficie sembrada total) en que el productor paga un precio por el derecho de uso de la tierra (en forma de alquiler o aparcería) el quebranto resultará cuantitativamente insostenible para una gran parte de los productores.

Todo se agravará rápidamente si ocurren días de alta temperatura y no se recompone la disponibilidad de agua en el suelo.

Como consecuencia de lo anterior se prevé una drástica reducción de inversiones y el corte de la cadena de pagos en muchos casos.

Una amplia disponibilidad de créditos para recomposición de capital de trabajo resulta indispensable para beneficio del conjunto social.

En este contexto resulta absurdo y un perjuicio para el conjunto social que cuando el productor venda su magra producción, a diferencia del resto del mundo, al precio de venta se le restarán las retenciones, lo que incrementará las pérdidas económicas de esta campaña, dificultando la recuperación del campo.

* Las imágenes presentadas en esta nota corresponden a un lote de girasol en Rancagua, partido de Pergamin, provincia de Buenos Aires.

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