Por Sergio Osiroff. Docente de la Universidad Tecnológica Nacional – Facultad Regional Tierra del Fuego. Integrante del grupo de estudios logísticos “UTN Antártida Argentina” para www.provincial.com.ar
El
Observatorio Cuestión Malvinas de Tierra del Fuego acaba de aconsejar, al
gobernador de la provincia, declarar como “personas no gratas” a funcionarios
de la Cancillería, que habrían tenido algún nivel de participación en el
acuerdo Foradori-Duncan de 2016. Reforzando la idea, le pide además que
promueva que dicha declaración tenga tratamiento legislativo.
Las variadas formas de decir lo mismo:
escrache
Que se
catalogue a alguien como “persona no grata” es lo mismo que “escracharla”, poniéndola
públicamente en el banquillo de los condenados. Lo llamativo es que la medida,
por añadidura, la promueva un organismo creado por ley del Estado, si es que se
trata efectivamente del mismo organismo asesor previsto en la ley provincial
836, funcionando además conforme a la norma y su reglamentación. De ser así,
sería el mismo Estado quien se ponga a escrachar gente.
Gente
que, como es el caso, ha dedicado su vida profesional y personal al servicio de
la actividad antártica argentina y las relaciones internacionales del país.
Personas con las cuales el observatorio podrá, en todo caso, disentir respecto
a su eventual actuación, incluso sobre su discernimiento, tanto en cuestiones
vinculadas a Malvinas como respecto a cualquier otra.
Pero no
porque una mayoría circunstancial del observatorio disienta, vaya a tener la
razón de su lado. Ni las personas involucradas tengan por qué ser sometidas a
la afrenta pública.
Renovada inquisición
El
funcionario público puede ser sujeto de crítica en sus apreciaciones o
decisiones, de disenso y debate, y hasta ser objeto de śatira, caricatura o
ridiculización. Son reglas de juego de la libertad de expresión y la revisión
del desempeño de los funcionarios. Incluso son pasibles de denuncia por mal
cumplimiento de sus funciones, con lo cual hay un debido proceso y presunción de
inocencia.
Pero la
descalificación promovida por un organismo creado por ley, por más blasones que
pueda detentar en su conformación, es otra cosa. No se parece siquiera a un
tribunal inquisidor, en que al menos había procedimientos y algún resquicio
para el ejercicio de la defensa, o la exposición justificatoria.
Acá no.
Acá se da por probado un hecho genérico, acaso responsabilidades difuminadas,
que conducen finalmente a que una suerte de tribunal de personas “gratas”,
pueda promover que otras sean declaradas “no gratas”.
Escrache de modales institucionales.
Voto calificado
Así
como no existe en el país el voto calificado, tampoco existe la opinión
calificada. Venga de donde venga. Incluyendo al observatorio y sus integrantes,
con el respeto que merecen. Que es el mismo respeto, al que son merecedores los
funcionarios sobre quienes pende la declaración de ser “personas no gratas”
para los fueguinos.
Culpas borrascosas
Al
margen de la culpabilidad difusa que se enrostra a los funcionarios, en la
postura del Observatorio Malvinas subyace otro elemento perturbador, cual es la
eventual proyección, sobre la opinión pública, de una suerte de abordaje
simplista acerca de problemas y asuntos complejos.
No se
pretende afirmar que la posible difusión de un contexto de simpleza, con
consecuentes caminos únicos e indubitables en lo que atañe a la cuestión Malvinas,
forme parte de una actitud deliberada. Sí señalar, en cambio, que ese efecto
puede efectivamente producirse, aún involuntariamente, cuando en rigor, la
problemática Malvinas, lo mismo que todas las cuestiones referidas a la
presencia y derechos argentinos en el Atlántico Sur y la Antártida, están
caracterizadas por la complejidad y la enorme multiplicidad de intereses en
juego.
Intermedio filosófico:
Las finales son para ganarlas
En el
Atlántico Sur, la Argentina juega un partido donde tiene buenas chances, pero
en el que le convendría recordar que aunque esgrima títulos convincentes de propiedad
sobre el potrero, no es dueña de la pelota ni pone las reglas en soledad. Y
además juega con su propia selección, mientras los demás equipos, incluyendo
las selecciones más amigas, vienen también a jugar. Pero sus propios partidos;
y con la idea de ganar, no de hacer amistades.
Se
trata de realpolitik. Las lealtades y el intercambio de banderines, son para la
foto.
Con lo
dicho, nos convendría también pensar en jugadas preparadas, hacer tiempo,
disponer de bidones para la sed de los contrarios, jugar al orsái, colgarnos
del travesaño y salir rajando al contraataque, primerear con un par de goles y
aguantarse el resto del partido escondiendo la pelota, etc. etc.
Son
variados los caminos, pero la cuestión es ganar, no el tiki taka o el vértigo.
Si el camino es único y nos analizan, capaz que no pasamos de la primera rueda.
Experiencia no nos falta al respecto.
Puñado de emociones
El
discurso reiterativo de corto plazo y fuerte emotividad, puede terminar
perturbando la comprensión del contexto real en que se encuentra el país, tanto
en Malvinas, como en los espacios insulares, Antártida y ámbitos geográficos y
económicos involucrados. La descalificación pública (y oficial) de funcionarios
de carrera, con experiencia y dedicación profesional a la gestión antártica y de
relaciones exteriores, puede a su vez ser contraproducente, al condicionar
eventualmente y a futuro, la elaboración y puesta en práctica de posturas
inteligentes frente a estos mismos asuntos.
Con lo
dicho, no se está afirmando que el acuerdo Foradori-Duncan no pueda ser cuestionado.
Tal vez
haya sido, efectivamente, un mal acuerdo. O no. Pero difícilmente nadie querrá
bosquejar a futuro una estrategia inteligente y de largo plazo, cuando en lugar
de afrontar una opinión contraria pero con fundamentos racionales, el costo personal
sea verse sometido, en lo inmediato, al escarnio público con el aval del propio
Estado.
Zafarrancho de puesta en caja
El
artículo 2 de la ley provincial No 836 es más que claro: “El Consejo Asesor
Observatorio Cuestión Malvinas tiene por objeto estudiar, promover, analizar, desarrollar
e impulsar acciones atinentes a la Cuestión Malvinas, en un ámbito de
planeamiento y desarrollo de programas de coordinación de políticas
mancomunadas a tal efecto”.
Lo
deseable sería que el gobernador descartara la recomendación del observatorio,
y utilizara la oportunidad como ejercicio contra la descalificación de
personas.
¡Sirven
los ejercicios! ¿Cómo que no? Ya que estamos tratando una cuestión que es esencialmente
marítima, y solo por dar un ejemplo, en los buques se los realiza
metódicamente.
Permiten
poner en práctica los conocimientos teóricos, preparándose para afrontar
contingencias reales.
No
estando la promoción de escraches, por lo expuesto, entre los propósitos explícitos
del objeto legal con que se creó el mismo órgano asesor que en este caso los
promueve, bien puede servirle la ocasión, al Gobernador, como ejercicio para
poner las cosas en su debido lugar. La pelota está en el campo del Gobierno y
la Legislatura. Será cuestión de ver qué hacen.
No sea
cosa que el resultado sea la autoconvocatoria de voluntarios para ser
declarados “personas no gratas”, a la par de los involucrados. El suscripto se
anotaría, por lo pronto.
EL PROVINCIAL RADIO. “TODO EL
PAIS EN UNA RADIO”. UNA REALIZACIÓN DE PROA AL FUTURO RADIO, MARCELO MUCHI Y
RICARDO FERRADAS.